¿Te sucede qué cuando quieres incluir una pauta nueva en tu vida, a veces es un querer y no poder?

¿Y al contrario, cuando quieres dejar de hacer determinadas cosas que no te merecen la pena o no te van bien, te cuesta mucho parar de hacerlas?

¿Te has preguntado qué hay detrás de estas resistencias? ¿Por qué nos cuesta tanto crear un hábito nuevo o dejar uno que ya está muy arraigado en nuestra vida?

No tienes una dificultad especial, esto nos sucede al común de los mortales, y tiene que ver simplemente en cómo funciona nuestro cerebro.

Un hábito es una acción que se hace con determinada frecuencia y que a base de repetirse, se incorpora a nuestra vida de manera automática.

Por lo tanto, está en el ámbito de la acción, no en el ámbito de lo mental. Por eso en nuestra cabeza los buenos propósitos están muy claros, pero luego “del dicho al trecho hay mucho trecho”, y aparecen las dificultades al hacer.

Incorporar una rutina nueva en nuestra vida al principio necesita de nosotros voluntad y energía, pero a base de repetición terminamos incorporándolo de manera automática. Pensemos cuando aprendimos a leer, montar en bicicleta, conducir, atarnos los zapatos o a usar nuestro nuevo móvil, etc.

Cada vez que nosotros repetimos esta acción, en nuestro cerebro van generándose conexiones neuronales. A base de repetición estas conexiones se van a haciendo mayores y más fuertes, creando patrones.

Nuestro cerebro busca con ello ser más eficiente. Una de las partes del mismo, que interviene en la formación de los hábitos es el ganglio basal; en esta zona se guarda la información del hábito. La otra zona importante es el córtex prefrontal, donde interviene nuestra voluntad, y decidimos, entre otras cosas, que vamos a hacer.

Cuando a base de repetición se genera el patrón, el cerebro ya no tiene que invertir tanta energía en decidir si hace o no la acción y en cómo la hace. La acción se automatiza, de tal forma que sin pensar y sin necesidad de mucha fuerza de voluntad se ejecuta.

Así para nuestro cerebro es más fácil hacer, lo que se ha repetido mucho, y le resulta más complicado comenzar una actividad nueva.

Las investigaciones dicen que los hábitos representan aproximadamente el 40% de nuestros comportamientos en un día. Así un cerebro eficiente nos permite ejecutar miles de acciones y funciones vitales en automático, liberando espacio mental para abordar otros retos que considera “más importantes”.

De esta manera al incorporar algo nuevo a nuestra vida vamos a necesitar voluntad y constancia, sobre todo al inicio, hasta que podamos hacerlo de manera más fluida y fácil. Por otro lado, cambiar determinados hábitos que a veces son contraproducentes, también es una tarea que requiere su paciencia y tiempo, porque ese patrón está grabado y se activa con facilidad.

Así que si te cuesta incorporar algo que deseas, se paciente y persistente, la resistencia al cambio va a llegar, la cuestión es que comprendas que es natural y no cedas a la primera de cambio.

Descarga La Guía de Meditación Básica

En ella encontrarás claves que te ayuden a aproximarte a esta práctica.

¡Gracias! Ahora ve a tu correo electrónico, y confirma tu suscripción a La Jardinera para recibir tu Guía de Meditación.

Share This