Vivimos en una sociedad “de cabeza para arriba ”de omnipotencia de nuestra mente. Nos pasamos el día en la cabeza pensando constantemente: recordando o imaginando, maniobrando al pasado o al futuro, queriendo rectificar o anticiparnos. Pensamos que podemos resolverlo todo dando vueltas a la manivela del pensar. Así nos desconectamos de nuestras emociones, de nuestro cuerpo, de quienes nos rodean, entre otros.

En este secuestro mental, perdemos consciencia y contacto sensorial con nuestra experiencia ahora. Inmers@s en nuestro diálogo interno, mucho de lo que nos sucede, rodea se vuelve plano y nos pasa desapercibido.

No estamos diciendo que el pensamiento sea malo ni que no haya que pensar, hablamos del pensamiento involuntario e incesante, que se apodera de nosotros y nos saca de la realidad. Un pensamiento sin sentido, que de manera automática se pone en funcionamiento y que lejos de aportarnos, nos desconecta y perjudica.

Ese movimiento mental puede ser muy veloz e intenso: vamos de un pensamiento a otro sin parar, a veces de manera voluntaria y otras muchas involuntaria, los pensamientos “vienen”. A este movimiento mental se le llama en meditación moverse con “Mente de Mono” porque cual monos nos enganchamos de una rama a otra, de un recuerdo o plan a otro, sin cesar.

La mente de mono y su forma de movernos en piloto automático, por un lado nos puede llevar a despistarnos, porque en muchas ocasiones estamos de “cuerpo presente” pero no estamos en realidad prestando atención a lo que sucede. Nos pasan desapercibidos detalles. No estamos realmente mirando, escuchando, prestando atención.

También colapsa nuestro sistema nervioso autónomo, que regula la respuesta ante el stress. Este sistema lo conforman el sistema simpático, que nos sirve para hacer frente a retos y movilizar activamente la energía para resolverlos, y el sistema nervioso parasimpático, que nos ayuda a restaurar y que precisa descanso. Cuando continuamente estamos dando vueltas a nuestra cabeza, no dejamos que el sistema parasimpático haga su función, debilitándose nuestra capacidad de respuesta.

Además, instalad@s en el piloto automático “todo lo ocupa el pensamiento” que a veces puede tener una marcada tendencia negativa y nos puede llegar a hacer mucho daño, porque a modo martillo podemos vernos bombardeados por pensamientos obsesivos, catastrofistas, de miedo, etc. Pensamientos que nos creemos como si fueran realidad y con los que nos hacemos daño.

La meditación nos propone cultivar otro tipo de mente, una mente más cuidadosa, serena y sabia. Con su práctica, adiestramos nuestra atención para traernos a la conciencia del ahora. Sí queremos resultados distintos, tenemos que aprender a hacer de manera diferente. Si quieres estar más presente ¡Bájate de la rama!

Descarga La Guía de Meditación Básica

En ella encontrarás claves que te ayuden a aproximarte a esta práctica.

¡Gracias! Ahora ve a tu correo electrónico, y confirma tu suscripción a La Jardinera para recibir tu Guía de Meditación.

Share This