Meditar no es serenarse por arte de magia

Como dice Concha Quintana maestra zen con la que practiqué durante algún tiempo “no se puede provocar la paz, sino crear condiciones para que aparezca”. Meditar implica ir sembrando poco a poco esa calma que buscamos, a través de una serie de técnicas y aprendizajes.

Meditar no es evadir tu realidad

En la meditación nos encontramos con lo que hay dentro de nosotros, no se trata de negar lo que nos pasa. Si una persona está muy nerviosa, acelerada, o preocupada, no se sienta, medita y no tiene nada de eso, sino que se encuentra con su tensión. Lo que aprendemos es a oír ese barullo y no alimentarlo.

Todas las personas podemos reconocer como nuestra cabeza va en automático generando incesantemente pensamientos, en los que a veces nos colgamos, olvidando estar presentes y que nos creemos como si fueran “la verdad”. ¿Cuantas veces quieres dormir y tu cabeza sigue dando vueltas, o estás en la playa y sin embargo en lugar de poder estar disfrutando del mar, estás en tu cabeza y te cuesta conectar con lo que tienes delante tuya? La práctica de la meditación nos ayuda a recobrar nuestra capacidad  de estar presentes. Cuando meditamos nos encontramos con nuestros pensamientos, sentimientos e imágenes, y aprendemos a verlos sin irnos detrás de ellos “ni los sigues, ni los reprimes” no les ponemos el foco como hacemos casi diariamente, sino que aprendemos a poner la atención a la respiración, a nuestro cuerpo, a otras partes de nosotros que se aprecian desde el silencio.

Meditar necesita constancia, muy poco tiempo al día y aprender algunas técnicas sencillas.

Meditar es un proceso. Cómo en cualquier aprendizaje comenzamos por ejercicios sencillos que nos permitan ir poco a poco  profundizando. También requiere constancia, tiempo y práctica  para hacernos con sus beneficios. Se puede comenzar por cinco minutos cada día, e ir ampliando paulatinamente el tiempo a unos veinte o treinta minutos. Si puedes practicar a diario estupendo, sino ponte una rutina de días alternos o con la que consideres puedes comprometerte.

La práctica requiere aprender a colocar tu cuerpo, y algunas técnicas que te permitan ir conectando con el silencio que llevamos dentro.

La meditación tiene su origen en el yoga hindú y en el budismo

Hay muchas líneas de meditación, todas incluso el famoso mindfulness, tienen su origen en el yoga* y el budismo. Yo practico desde hace años meditación budista zen y tibetana. En estos caminos se va profundizando cada vez más. El objetivo de la meditación no es sólo que aprendamos a conectar con la calma y el silencio el rato que le dedicamos a sentarnos o tumbarnos para meditar, sino que ese tiempo sea un laboratorio que poco a poco nos permita desarrollar mayor serenidad  en nuestra vida en general.

Meditar ayuda

Cuando yo comencé a meditar los efectos para mí se hicieron muy evidentes, no sólo porque en ese rato en que diariamente me sentaba en mi zafú* era como un descanso que me provocaba bienestar, sino porque al mes más o menos de práctica diaria, me di cuenta como mis pensamientos iban más lentos y había cierta paz en mí que me acompañaba en el día a día. Cuando dejo de hacerlo, noto que el nerviosismo es más fácil que me visite.

Richard Davinson psiquiatra que durante años estudio a monjes budistas, concluye que meditar aumenta las ondas gamma de nuestro cerebro y con ello:

  • AUMENTA NUESTRA CONCIENCIA
  • AUMENTA NUESTRA CREATIVIDAD Y CAPACIDAD DE RESOLVER CONFLICTOS
  • SE REDUCE EL ESTRÉS Y EL RIESGO DE PADECER ENFERMEDADES INMUNITARIAS
  • AUMENTA LA CONEXIÓN CON NUESTRA SABIDURÍA INTERNA, FAVORECIENDO LA INTUICIÓN E INSIGHT

Comenzar a meditar

Comencé a meditar hace quince años como he dicho antes, comprándome un cojín para sentarme (zafú**), y practicando unos minutos al día que se han ido prolongando. En el camino fui a cursos, retiros de silencio y meditación, centros budistas, encontré maestros y maestras. Me formé durante un año como instructora de meditación y relajación. Pero sobre todo diariamente practico. Si una persona quiere aprender a meditar lo más importante es su deseo, a partir de ahí seguro que buscará y encontrará recursos y personas que le ayuden.

Nuria Guerra Cubero

* El yoga que nosotros habitualmente conocemos es una serie de ejercicios que se denominan asanas. Pero la tradición yóguica tiene ocho ramas, las técnicas meditativas y contemplativas forman una rama separada, aún estando conectadas, de las asanas.
** Zafú: cojín redondo para meditación, de origen japonés

Descarga La Guía de Meditación Básica

En ella encontrarás claves que te ayuden a aproximarte a esta práctica.

¡Gracias! Ahora ve a tu correo electrónico, y confirma tu suscripción a La Jardinera para recibir tu Guía de Meditación.

Share This