Al poco tiempo de comenzar a meditar, me compré un zafu, o cojín de meditación, que me hicieron a mano al estilo más tradicional zen. Es negro, redondo y con pliegues laterales. Realmente no sabía mucho sobre zafus pero tuve la suerte de tener alguien cercano que me orientó y me contó lo importante que era para mantener la postura de meditación. Ese zafu lleva acompañándome desde aquel momento.
El cojín de meditación puede durarte toda la vida, por eso a la hora de elegirlo quizá te convenga saber algunas cosas:
Primero no es absolutamente imprescindible contar con uno para meditar, hay personas que lo hacen en banquitos de madera, también en el mindfulness se intenta adaptar la práctica a recursos más cercanos a nuestra cultura occidental y hacerlo por ejemplo en una silla. Y también hay meditaciones que se hacen en la posición tumbada. Al comenzar aconsejo empezar con los elementos que tengamos más cerca y nos sintamos más a gusto, te recomiendo que leas el artículo sobre La postura de meditación donde tendrás más información.
Para mí el cojín es clave porque me ayuda a tener una buena posición y se ha convertido con el tiempo en un anclaje, he meditado tanto en él, que me ayuda a entrar en la práctica.
La segunda idea es que la altura es importante, no todos los zafus son iguales en altura ni de anchos, la altura para mi gusto es la clave, La idea es que el zafu está diseñado para colocarte en una posición donde bascula la pelvis y las rodillas tocan el suelo, depende de tu altura que algunos te resulten más cómodos o no. Un consejo que doy es probar antes con unas mantas gruesas dobladas y luego calcular desde ahí la altura, para que te sirva de orientación a la hora de comprarte uno.
En tercer lugar, hay que tener en cuenta los materiales con los que están hechos, sobre todo el relleno. Los encontraras rellenos fundamentalmente de semillas o de una lana vegetal llamada miraguano. Para mí tenerlos de miraguano es una ventaja, porque se pueden lavar perfectamente, si son de semillas las mismas se pueden pudrir o cogen olor al lavarse.
El miraguano se puede comprar suelto, y si ves que tu zafu con el tiempo va perdiendo grosor, puedes rellenarlo (normalmente tienen una ranura o cremallera en el lateral para ello). También este material se hincha al sol, es habitual en algunos monasterios ver los zafus soleándose para ello.
Todo esto condiciona el precio del mismo, pero como te decía un zafu te va a durar casi toda la vida, así que merece la pena invertir en él.
En mi caso mi zafu se ha hecho un buen compañero de camino, me ha acompañado en todas mis mudanzas, ha venido conmigo en mis retiros y diariamente me ayuda en mi práctica, así que verlo cada día es como un guiño que me recuerda la suerte de haber abierto en mi vida la puerta de la meditación.